HISTORIA
Habíamos dejado la historia del Kickboxing justo a principios de los años 90, en un momento de manifiesto declive del deporte. Es aquí cuando debemos hacer referencia a Kazuyoshi Ishii.
Kazuyoshi Ishii (nacido en Osaka) desde muy pronta edad hizo patente su amor por las artes marciales. A los 15 años entró por primera vez en un dojo de Karate Kyokushinkai tras ver una película basada en la vida del maestro Masutatsu Oyama.
 
															En 1980, tras años de práctica junto a su maestro Hideyuki Ashihara, funda su propio estilo de Karate, el Seidokaikan, derivado del Kyokushinkai.
Promovió en Osaka el “Seidokan All Japan Karate Tournament”, torneo abierto a todas las escuelas de karate. Las reglas de estos torneos a pleno contacto permitían golpes de puño y codo al cuerpo y patadas y rodillazos a cabeza y cuerpo.
En 1988 cambió el formato del torneo que venía celebrando anualmente e introdujo guantes de boxeo y el uso del ring. Se permitirían golpes en la cara y se dejó de usar la parte superior del karategui, permaneciendo los pantalones y el propio cinturón. La duración de los combates era de tres asaltos y al ser un torneo de pesos abiertos, en caso de empate y si la diferencia era inferior a 10 kilos habría un extra-round.
Los alumnos de Ishii cosecharon éxitos en los diferentes torneos de Karate a pleno contacto que se celebraron y, como era de esperar, a principios de los 90 las relaciones con el mundo del Kickboxing se estrecharon.
El 12 de enero del año 1992 se celebró un torneo Open de Karate, la copa TOWA, que reunió a la flor y nata del Karate Japonés, practicantes de Kickboxing y Kenpo, en una competición inter-estilos que atrajo gran interés del público nipón.
En 1993 tiene lugar la segunda edición de este, apareciendo por primera vez la palabra K1, que hacía referencia a Karate Grade One, constituyendo un claro antecedente de lo que después sería la promotora creada por el maestro Ishii.
El Seidokaikan Karate World Cup cada vez adquirió mayor prestigio, convirtiéndose en un torneo internacional que atrajo a figuras del Karate europeas y norteamericanas. No obstante, en la cabeza de Ishii no dejaba de rondar la idea de crear un torneo que reuniera a los mejores artistas marciales del momento, por lo que viajó a Holanda con el objetivo de reclutar a kickboxers de aquel país para su futuro proyecto.
También comenzó a incluir combates de Kickboxing en sus torneos a modo de superfights.
Con todo el conocimiento acumulado por la experiencia de los últimos años, pone el marcha el K-1 Grand Prix, un torneo abierto a todas las artes marciales (previa invitación) y sin límites de peso.
 
															Ocho luchadores pelearían a lo largo de la noche en una serie de combates eliminatorios hasta que solo quedara uno en pie. Los combates se disputarían a la distancia de tres asaltos de tres minutos, con reglas similares a las del kickboxing tradicional japonés: técnicas de puño, pierna, rodillas y clinch.
Debe decirse, no obstante, que el uso del clinch varió a lo largo de los años. Si bien en un principio se permitió de manera ilimitada poco a poco se fue reduciendo su uso hasta algo prácticamente testimonial como es en la actualidad.
Los luchadores que participaron finalmente en este primer evento fueron: Maurice Smith, Chanpuek Kiatsongrit, Ernesto Hoost, Peter Aerts, Toshiyuki Atokawa, Todd Hays, Maasaki Satake y Branko Cikatic.
Este se celebró el 30 de abril de 1993 ante 12000 espectadores en el Yoyogi National Gymnasium en Tokio, el vencedor recibiría 100.000 dólares: “el viejo sueño del mundo de las artes marciales se hará realidad esta noche”, proclamaba un comentarista de la televisión nacional.
Tras unas eliminatorias espectaculares en los que los luchadores, cada vez más lesionados y doloridos se enfrentaron unos a otros en peleas encarnizadas, el veterano Branko Cikatic a sus 38 años se alzó con la victoria de manera sorpresiva.
El éxito del torneo fue abrumador, pronto la televisión nacional japonesa comenzó a emitirlo en horario de máxima audiencia y el evento pasó a celebrarse en el Tokio Dome ante más de 54000 espectadores.
Los luchadores de K-1 se convirtieron en auténticas estrellas mediáticas. La leyenda del Karate Andy Hug transicionó al Kickboxing y pronto se convirtió en uno de los luchadores más queridos junto a Ernesto Hoost y Peter Aerts.
En el año 2000 se instauraron torneos clasificatorios en diversas partes del mundo cuyos vencedores acabarían confluyendo en una gran final en Japón. El K-1 era el evento de combate más conocido y espectacular del planeta y representaba para sus luchadores no sólo fama, sino también dinero y el reconocimiento como los mejores artistas marciales en activo.
 
															En 2002 se promovió el K-1 World Max, torneo de las mismas características que el original pero reservado a luchadores de menos de 70 kilos. Fue un éxito arrollador ya que aunaba técnica, intensidad, espectacularidad y un altísimo nivel en los luchadores seleccionados.
El ganador del primer torneo fue el holandés Albert Kraus, no obstante, las grandes estrellas de esta división fueron los legendarios Buakaw Porpramuk (hoy Bachamek), Andy Souwer y sobre todo el nipón Masato, un auténtico fenómeno social en el país del sol naciente.
 
															Pese a estos éxitos, la promotora K-1 comenzó a tener problemas financieros y acabo haciéndose cargo de esta la empresa FEG que primó enfrentamientos en ocasiones dantescos entre luchadores de más de 150 kilos y carentes de técnica frente al espíritu marcial que siempre había movido K-1.
Los problemas financieros se agravaron y junto a los rumores de la participación de la mafia japonesa en la empresa, en 2012 se declaró en quiebra. Finalizaba así la vida de la promotora de deportes de combate más espectacular que el mundo había visto. Un triste final.
Si bien K-1 como tal continúa a través de empresas más pequeñas que hacen uso legal del nombre, no ha vuelto a tener la importancia del pasado, siendo en estos momentos una competición de carácter menor. Recientemente, su fundador, Kazuyoshi Ishii, ha vuelto a hacerse cargo de ella.
El K-1 hizo llegar al Kickboxing a una época dorada hasta entonces nunca vista y trazó el camino del deporte hasta hoy en día: la distancia de los combates (3×3), los torneos y las reglas permanecen vigentes, convirtiéndose hoy en día la palabra K-1 prácticamente en sinónimo de Kickboxing, dando nombre a la modalidad profesional más importante de este deporte.
Actualmente la gran promotora heredera del espíritu del K-1, al menos en cuanto a calidad de los combates es Glory Kickboxing, pero también existen otras con peleadores muy relevantes: ONE FC, RIZIN o ENFUSION.
El K-1 sigue siendo hoy en día una modalidad de combate muy extendida y con gran apoyo en Asia y Europa, encontrándose, no obstante, en una encrucijada debido a la gran cantidad de promotoras, organizaciones y federaciones existentes, que debilitan al deporte.

